Frozen Chords

Frozen Chords
Hay muchos caminos pero este es el mio.
"Si la mente humana fuera tan simple como para que pudiéramos entenderla, seríamos tan simples que nos resultaría imposible".

martes, 31 de mayo de 2011

Fin de la partida

Has cometido un tremendo error al abandonar tu puesto de vigía. No debiste bajar de tu torre, para coleccionar alas de mariposas perdidas. Te obligaste a envenenar los suspiros de los espectros olvidados.
Y luego no pudiste escalar por las escaleras verticales, que te llevaban a aquel sueño inalcanzable. Nada puede deshacer el tiempo que robaron sus besos. Mentiste, y cuidaste tus puntiagudas apariencias. Te dolieron las aspas de tu cuchillo y perseguistes ideas ambiguas. No te queda vida, nadie te recuerda, nada es posible ahora. Pero sonríes cada mañana. ¿Donde reside tu felicidad? ¿Donde quedaron tus llantos? ¿Cómo que los has olvidado? Yo te hice sufrir y parece que ahora eso, no ha servido para nada. He fracasado.

Abre las ventanas y airea ese mundo que ya tenías olvidado.

lunes, 30 de mayo de 2011


-Bueno patito, ¿y lo del cisne para cuando?
-No sé.
-Digo, que cuando vas a creertelo, al fin y al cabo, el patito feo siempre fue cisne, pero nunca quiso verlo.

domingo, 29 de mayo de 2011

Pequeños trozos de mundos particulares

Princesas de cristal.

El suceso, desafiaba a lo lejos la lucha del viaje, donde ni enemigos ni aliados estaban fuera de uno mismo. Una propia aventura de amor, entre dos viajeros.
Marta, una chica delgada y de pelo corto, ojos penetrantes y cara angelical corria a través de las calles; mientras Carlos, un joven de ojos azules y pelo liso, la perseguía a por la ciudad.
Marta, pensaba en sus propios errores, la niebla, le cegaba,  avanzaba hacia el lago de nenúfares, la cultura, donde las montañas se elevaban con el espíritu, tenía premeditado ahogar sus sonrrisas rotas, y aquel era el lugar adecuado, para heredar los pilares que tanto le había costad construir. Quedaba el trecho más corto, pero al fin y al cabo el más difícil de superar. Ansiaba unirse con sus aguas, y sentir la ropa, pegada húmeda a su piel.  Escasos pasos la distanciaban de Carlos, el cual; aun sin ser visto, deseaba ante todo, frenarla.
Lo acertado, seria que al final, él se aferrara sutilmente a su cintura, y juntos, sobre el suelo se besaran, quedando descartada, cualquier alternativa.
Pero no quedan opciones cuando tu príncipe, decide abandonar su puesto, antes de cumplir su cometido, y abandona la carrera, pensando que después de todo, no le interesa tanto salavar princesas y prefiere dedicarse a hayar inventos.
O cuando la chica, concluye, que el que va a salvarla, no merece la pena, y ni siquiera le gusta.
Ambos, por inercia, pensaban que tenían un cometido dentro de su vida, pero, al darse cuenta de que nada, les estaba estipulado, sigueron cada uno su camino. 
Ella, ahogo finalmente sus labios en aquel lago; sintió como la vida a la que estaba atada desacía sus nudos, para crear una cometa que se hundia, en lo mas hondo de la muerte.
Él, por su parte, volvió triste a su castillo, aburrido, y sin nada que hacer, para dedicarse, a pasar las horas escribiendo aquella vida que dejó pasar entre sus manos, como susurros que se lleva el viento, pero que realmente tampoco le interesaba.
Se quedaron sin historia de amor, espectantes deboradores de corazones rotos, pero ¿acaso habrían sido más felices si un beso hubiera dado fin al reato?
NO
Habrían acabado de leer, y el olvido, habría derribado cualquier información aparente.
"Ella, besó con sus labios rojos el agua que la mató, y con su apasionado beso acabó la histora carente de lamentos."

miércoles, 25 de mayo de 2011

Nieva sobre mis lágrimas

La vista es muy bonita; pronto todo estará congelado.

Cuentos...

-Bonito final para el cuento. Todo acaba bien en ellos; se moldean, se acoplan a tus dedos, y hacen vulnerables a los problemas que se interponen en el camino.
-¿Bonito final?
-Acaso no es así como vamos a acabar; ya he besado a la rana, y te has convertido en mi príncipe, me has regalado unos zapatos para compensar al que perdí, solo queda que nos besemos y seamos felices eternamente ¿no?
-La verdad, es que al principio, los cuentos eran tristes, y con finales perversos, pero, como las mentes humanas no los aceptaban, los transformaron.
-Oh, humanos eh..., entonces seré tu extraterrestre.
-Vale.
Me cojió en brazos, y me besó al borde de la playa, no recordaba ninguna historia que acaba cerca del mar.
-Eh mira-(dijo señalando una barca)-esa es mi nave, deja que te lleva a mi planeta.
Nos subimos en ella, y avanzamos en linea recta hacia la isla más cercana. Era verde y blanca, de arena suave y abundante vagetación.
-Ahora, somos naúfragos-exclamé entre risas. ¿Murió Robinson Crusoe?
-Recuerda, los humanos, no soportan esas cosas.
-¿La muerte?
-Si, la temen.
Cogí un cuchillo, y perforé mi brazo, hice lo mismo con el suyo; a continuación, saqué una pistola, y apunté hacia su corazón.
-¿Qué haces?- gritó asustado.
-Demostrarte, que tu extraterrestre, no es humana, y regalarte un final sangriento y feliz, así, nada acabará bien, pero seguiremos juntos.
La bala le hirió de muerte, y segundos después, yo también me sumergí en nuestro sueño eterno.
 FUIMOS FELICES... (y nos comieron las perdices)

lunes, 23 de mayo de 2011

El lobo

Ahí te quedas-dijiste, y te marchaste tras esto.
¿Y si viene el lobo?-respondí intentando ralentizarlo.
-Como mucho te comerá a besos.
-Sabes que no se lo permitiría-respondí con cara de niña pequeña enfadada.
-Lo se...-y desapareció al doblar la esquina.
Aun tenía su beso incrustado en los labios, sonreí, sabia que esto no estaba bien, pero al fin y al cabo, yo no era buena.
-Y si me rapta un malvado caballero...-susurré para mis adentros.
Los meses habían pasado demasiado rápido, y presentía que lo seguirían haciendo a no ser que la lluvia se precipitara en mis adentros.
Avancé camino a casa, recordando cada segundo de mi vida desde que le conocí, todo era tan bonito ahora. Que había merecido la pena el veneno que había tenido que tomar antes para olvidar.
Entonces, alguien me tapó los ojos, quedé sobresaltada en el sitio.
-Soy tu malvado caballero-dijo entre carcajadas.
-Lo...lo has oído?-Me sonrojé.
-Siempre lo hago, me guiñó el ojo y agarró mi mano.
-¡Pero yo prefería el lobo!- grite amistosamente.
Me besó de nuevo, como nunca lo había hecho, pudieron haber pasado horas, que no serian a mi parecer mas que maravillosos segundos.
-Ala, ahí tienes tu comida- añadí al final.
-Pero tengo más hambre, ¿Y no querrás que cace otra presa no?
Ahora fui yo la que me uní a sus labios, seguramente serían mis imanaciones, pero sentí como al saborear sus dientes, se precipitaron sobre mi lengua unos colmillos.

sábado, 21 de mayo de 2011

Los humanos tropezamos con la misma piedra hasta que esta se vuelve arena.

Atrapada, entre dos oscuros faroles relucientes, alice, caminaba en linea recta, susurrandose al oído, que no debía tener miedo. Pero realmente, lo tenia, estaba completamente asustada ante la idea lo que había ocurrido. Los ruidos a lo lejos, parecían crujidos de fieras que gritaban su venganza ; los charcos del suelo, empapaban sus zapatos y el frío recorría sus huesos hasta sus adentros.
Entonces, crujió un papel a sus espaldas, y al hacer el amago de girarse, apareció su sombra frente a ella.
El sonreía galante y seguro de si mismo, irresistiblemente atractivo. Su melena rubia, ligeramente oscurecida, se posaba sobre la frente y ocultaba sus cejas escondidas. La falta de luna y luz, le daba el toque misterioso que tanto la atraía, y el sabiendo él, arma de ventaja de la que disponía, decidió utilizarla. Clavó el cuchillo de venganza tras el primer beso, y mientras sus labios se unían una y orea vez, pensaba en su segundo ataque.
Alice, lo noto tenso, y aun dándose cuenta de que algo iba mal, se dejo llevar por el engaño de su aprendiz de mago.
La llevo lejos, fuera de la ciudad, a un lugar cualquiera y alejado, en el fondo, no quería hacerle daño, ni heriría, pero como hiena despreciable que era, debía cumplir con su labor.
La poso suavemente en el suelo, y viendo como el pelo descendía hasta la cintura liso y marrón, y sus ojos, expectantes se fijaban en su rostro, pálido y mortecino, clavo la mirada en ella y la sedujo.
Solo cuando la chica indefensa estuvo completamente segura de su relativa seguridad, se abalanzo contra ella y la apreso, ató sus frágiles muñecas con la cuerda del desprecio, y la subió al coche.
Por su parte, el trabajo estaba hecho, ahora, cobraría su sueldo, y se marcharía en busca de otras para que de nuevo cayeran en su trampa.
Ella, por su parte, chillaba sin cesar, los alaridos de vida que le quedaban, sabia que nada la libraría de la condena que ella misma había firmado.
Conocía exactamente, el destino de aquel coche, y el peligro que corría al dejarse amar de nuevo.
Aun así, la estupidez humana la obligo a tropezar nuevamente con la misma piedra.
Un fuerte frenazo, dio fin al trayecto, y siendo arrastrada por el suelo, la devolvieron a su celda mugrienta. Solo ella disponía de la verdad que los demás necesitaban averiguar para aumentar su dinero y codicia, por supuesto, no estaba dispuesta a revelaría; entonces, comenzó otra vez, como tantas otras su plan de huida, y volvió a jugarse repetidamente, que esta vez, no caería en su trampa.

Huida

Quedaron tres o cuatro lágrimas recorriendo el pasillo abandonado. Y avanzaron mientras corrías desconsoladamente a lo largo de él. A lo lejos, una puerta, tras ella, otro habitáculo igual al anterior y al fondo, de nuevo, una puerta negra y lisa. Las abrías y cerrabas indistintamente, preguntando si en algún momento acabaría la pesadilla eterna, en la que sin sabelo, te habías introducido, el mundo extraño, al que llamaban VIDA.

Donde habita la monotonía

Al salir de mi mundo imaginario,
en el momento en que ya no jugaba con auellos seres mágicos,
desde que los colores se oscurecieron,
cuanfo mis sueños empezaron a cambiar,
se rompió aquel tambor de hojalata.
Entonces,
deje de crecer,
cesé de soñar,
renuncié a sentir,
dimití a olvidar,
me resigné a parar,
viendo pasar las horas,
esclavizándome ante el tiempo,
y se precipitó esa aburrida monotonía.

jueves, 19 de mayo de 2011

Ya no queda viento, para susurrarte mis mensajes de papel. El terciopelo se volvió lija al roce de tus labios, y aun tus mejillas pálidas, vuelven a decirme, que nada estuvo bien para ti.
Bonito teatro, mi pequeño principe,pero desee tanto que la función continuara después de que te lanzaran las flores. Que cuando hayé tu traje colgado en el vestuario, y con él,la personalidad que tanto amaba,  no pude más que conformarme con lo que quedaba de ella. TÚ.
Mis malas lenguas, me aconsejaron ir, y lo hice sin reproches.
Me senté en la primera butaca granate que vi vacía, y te admire durante toda la obra.
Y ahora, cuando cruzo mi mirada, con algun extraño babeante, que fija su pupila en mi mirada, no puedo cesar de pensar en lo estupida que han de verme tus ojos.

Normalidad

Me hiciste rozar con la llema de los dedos la propia normalidad de mi antigua rareza. Gracias por por pintar sobre tu lienzo de colores ambiguos, los trazos de la felicidad oblicua. Eres el mejor fármaco contra el abrumador deseo de lo imposible. Me haces chillar, gritar, desahogar impactos al viento. Y acabar con una melodía dulce y susurrante. Frágil y delidaca. Eres el contraste que necesito para sobrevivr. Gracias.

Siempre te puedes precipitar a tus propias decisiones

Y buscando entre sus ojos, la marioneta, no encontró el reflejo de los tuyos.
Parecía que habías desaparecido por completo entre la maleza, quizás hasta convertirte en ella.
Pero la muñeca avanzaba, arrastrando sus hilos con desgana, estos, se enganchaban en cada arbusto, y tiraban de ella hasta magullar sus articulaciones, pero avanzaba, para buscarte entre los bolsillos de su vestido. Donde había papeles y dibujos de cuchillos, serpentinas y colores, pero nada que se pudiera interpretar, como aquello en lo que te habías transformado.
Se retiró el pelo de los ojos, y admiró el bosque de nuevo, tú, no pertenecías a aquel lugar, entonces ¿que hacías allí? la cosa estaba clara, huir de sus sentimientos.
El blanco de su ropa, había pasado a mas que desgastado, y en el pálido de su piel aparecían pequeños rastros de sangre, fruto de heridas ocasionadas por sus cuerdas.
Se dio cuenta, de que el cúmulo de árboles no terminaría jamas, y podría estar caminando entre su laberinto eternamente, buscando algo que ya, ni siquiera conocía, algo, que la evitaba y eludía.
Algo, que al fin y al cabo no era como ella.
Entonces; se sentó y protegida por un circulo formado por su dedo índice, comenzó a tragar todas las lágrimas que antes, había llorado.

martes, 17 de mayo de 2011

Los alrededores

La bestia salio de su cueva, y se introdujo en el puente prohibido, aquel, donde acababan los cuentos infantiles, y se colaban los resquicios amargos de sus finales dulces.
Alli, donde habitaba el veneno y la muerte.
Se acurruco en un arbusto de pinchos, y esparció su dolor en ellos; soñó con nubes negras y ásperas, mientras sus colmillos susurraban palabras ambiguas y extrañas.
Meció las pesadillas más feroces, y se durmieron en sus brazos. Acunó las atemorizadoras historias, que jamas fueron contadas, y absorvió el mal restante. El jugo de la esencia oscura, desapareció en su traquea, le habia costado la vida, pero ya, nada externo le dañaría jamás.

domingo, 15 de mayo de 2011

jueves, 12 de mayo de 2011

¿Fin del mundo?

Era un día, tan parecido al anterior como diferente, donde el rastro del tiempo se había borrado por completo.
Solo quedábamos unos cuantos en aquel lugar, los pocos sobreviventes a la parada de los segundos.
La mayoría, había alcanzado la locura, y gritaban, mientras corrían es círculos, repitiendo frases sien sentido.
El árido terreno, por el que estábamos rodeados, dejaba mucho que desear. Nada de frondosos bosques, ni caudalosos rríos, ni siquiera una flor medio marchita, adornaba el escenario.
Solo arena y tierra seca, viento y polvo.
Dos, lloraban a lo lejos, y miraban el reloj; sin números ni agujas; solo una esfera blanca y brillante, completamente redonda y vacía.
Ambos, habían aceptado amarse tras la despedida de la primera cita; pero esta nunca llegaría, jamás serían las once, para que ella soltara indirectamente un "tengo que marcharme", y se besaran bajo la puerta de su casa. Aún nerviosos por el fulgor del primer contacto, derramaban lágrimas, como oscuro alarde a la vejez que no disfrutarían.
Tristemente solos e impotentes, construían un río silencioso y amargo.
Otro hombre, creyendose capaz de huir de esta pesadilla, pintaba con un permanente, los números sobre su esfera, llamando al tiempo a despertar de su letargo, el sueño indefinido que había optado por tomar.
Y por mucho que nada funcionara, seguía sin convencerse de que debía estar allí eternamente.
Sublevados ante algo que no conocíamos; continuábamos repitiendo los mismos movimientos una y otra vez.
No había cabida para el suicidio, ni armas, ni punzantea acantilados, se encontraban a nuestra disposición.
El ayuno, era la única solución, pero, al parecer, tampoco sentíamos la necesidad de ingerir alimento, así que quedó automaticamente descartada.
El siquiente pensamiento que se me vino a la cabeza, fue...

Sweet

Vuelvo a creer en aquello que creía olvidado, y me alegro de ser como soy de nuevo. Porque nadie me ha juzgado por aquello que hice, o por el color de los zapatos, que ahora llevo con orgullo.
Asi que:
Hay tres cosas de las que estoy completamente segura:
Primero, él esta completamente loco.
Segundo, una parte de mi, se muere por tomar su dulce locura.
y tercero, estoy parcial y equivocamente enamorada de él.
("crepúsculo")

domingo, 8 de mayo de 2011

Bello cadáver

El beso de la muerte acaricio sus mejillas levemente, y la guadaña del negro caballero, abrazo su cuello sin problemas. No era necesario comenzar a pensar en el peso de los años, que a estas alturas, aunque insignificante, había comenzado a clavarse en sus rodillas.
En su pálido rostro, comenzó a desdibujarse la vida subyacente que emanaba de sus ojos. Hasta que la oscura capa le cubrió por completo, ocultándole de lo factible y eterno.
El suelo, se convirtió en una cama acolchonada, en la que pasar los días seria su único propósito hasta la descomposición.

Un curioso salto, del movimiento,a la imperecedera quietud, hizo correr un tupido velo en los antiguos problemas, se cerro el telón, visitantes, y el muerto continuó con su labor.
Y así, acabada la función, nadie pudo ver, que ocurrió después de los aplausos, mientas el hombre inerte, decía adiós a sus sueños rotos e improbables, a los amores inciertos y sobretodo al olor de la hierba cortada y fresca, o los sigilosos suspiros de las rosas, que tanto simbolizaban para el la única e irreemplazable existencia, que a los ojos de cualquiera, no seria mas que una noticia defraudadora en la prensa.
El difunto, firmó su despedida, y la sangre quedo inmersa en dicha firma, para llevarle a flotar en el vacío,  yaciendo en el subsuelo.

viernes, 6 de mayo de 2011

Estaba sentado a mi derecha, el mismo me había dejado el mejor sitio.
Me miraba de vez en cuando, con los ojos bien abiertos, y el iris marrón claro, algo así como una hoja recién caída y seca. Había quedado distraída, danzando en un abismo sigiloso, el agujero negro de tu pelo,marrón y ligeramente despeinado, sonreías y simultáneamente cantabas melodías tan dulces, como suaves.
Carecías de malicia, y te acercabas levemente para comentarme el vacío que se encontraba bajo nuestros pies, y levemente reías, contestando, que me cojerías rápidamente si llegaba a caerme.
Pensaba en ti, de una manera muy distinta, me descubriste lo que jamas había llegado a pensar.
Pero, eras tan efímero, que te perdería en breves instantes. Entonces, me fije en tus manos, perfectas, maquinas exactas, pálidas y con uñas cuidadas.
Eras un ser salvaje, pero tus propios genes te habían hecho perfecto. Perfectamente dulce, gracioso y amable.
Algo me llamaba a ti. Aun así ese algo, me interponía una barrera infranqueable. En unos días dejaré de verte. Te aseguro que te echare de menos.

martes, 3 de mayo de 2011

¿Quien no ha jugado a hablar sin mover la boca?

Se quedó cerrada desde aquel intento, sin poder abrirse, tantas cosas que decir... pero quedaron prisioneras entra mis labios. Nunca llegaron a emerger, ni a asomarse enre los orificios de los dientes. Igualmente quedaron ahogadas las sonrisas que me extraias cada día, pero no las lagrimas, los ojos se llenaron del agua para compensar la privacion de libertad. Sielncio y ruido, luchaban por concentrarse dentro de mi garganta, pero nada surgio efecto, y desde aquel entonces, no entiendo a los que dicen deshaogarse contando las estrellas rotas despacio y en voz alta.