Cómo representar la descripción con frágiles trazos de detalle y absurdas personificaciones de pálidos semblantes, cuidadas palabras, escogidas, seleccionadas…
Negras, frías, blancas, cálidas.
Término tras término creando la belleza imposible de lo que percibes y sientes, amas u odias, ideales creados en cada recuerdo, absurdas objeciones, incomprensibles escritos.
Controlando el pensamiento de lector, manipulando cada rosa, cada movimiento, cada marioneta rota.
Jugando entre resurgimientos del pasado, cambios del presente.
Describir y sentir, el valle de lamentos o el rio seco, las verdes hojas negras, tu abrazo, aquel encuentro…
Describir y llorar en cada paso, o reír de sufrimiento.
Relatar lo que especulas, deliberar, iluminar los rincones oscuros de la noche más intensa, crear lluvia en el desierto, sequia en el mar, quietud en el viento.
Pintar, y retratar.
Obviar e inventar. Luchar, mentir, conjeturar, abrigar, asentir, negar y todo para la subjetiva acción de describir.
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