Siempre estuve fuera de todo, fuera del jardín cuando crecieron las rosas y lejos de las nubes cuando el viento las mecía.
Escondida bajo una mesa mientras caía el polvo, y con los ojos cerrados mientras me mirabas, y así el tiempo voló, como un pájaro perdido en el horizonte, mientras miraba a través de un cristal, jurando que solo observaba, fingiendo, que jugaba despistada.
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