Como ahorcarme con las cuerdas que me atan al mundo.

No quería reconocerlo, pero había caído de nuevo en la tentación de decir la verdad. Seguramente no era mas que una ventana abierta, que llamaba hacia el abismo, pero eran demasiadas ya para poder soportarlo.
 Qué fácil era cerrar los ojos y dejarse caer, luego solo tendrías que soportar que te llamaran loca. Lo había hecho mas de una vez, pero nadie se había dado cuenta, los ojos ciegos de los demás no entienden que busque vías de escape tras mis muros, por el simple hecho de que ellos no siquiera tienen muros.
Lo odio, y cada vez mas me alejo de ello, aun sabiendo que refugiarse en el miedo no es una buena opción para sobrevivir. Pero es la única que me queda.
Lo siento... se que no era vuestra intención, pero no sois lo suficientemente fuertes, para que pueda atarme a vosotros y os admito, sin duda, porque ni siquiera necesitáis cuerdas para permanecer unidos a todo esto.