No quería reconocerlo, pero el cambio era evidente. Apenas unas semanas atrás, ni siquiera lo habría imaginado. Sí... me refiero a ti. ¿Porqué sonríes tanto? ¿No ves que eso no es bueno para mí? me pincharé de nuevo con la aguja que la bella durmiente escondió bajo mi mano, es algo que sabes que va a ocurrir, pero lo dejas fluir entre tus dedos permitiéndole al mal actuar justo cuando cierres los ojos, si... en el momento en que el paisaje es más bonito.
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