Es tarde y aun no tengo sueño, me esperas tumbado en el sofá, mientras la tele, irradia luz sobre tus ojos marrones, te giras, y sonríes, doy la vuelta, y salgo corriendo cual conejo blanco, jurando que no tengo tiempo, ciero la puerta, y aplasto bajo las sábanas las palabras que querías escuchar, pero acabas viniendo, llamas a la puerta lentamente, y te dejo pasar.
¿Acaso me quedaba otra opción?
Bienvenido a mi mundo pequeño, ya, no te queda escapatoria.
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