-¿Si? Sabes una cosa, los días que quedábamos casi todas las semanas, si, esos en que me dejabas plantado la mitad de las veces, que me quedaba el domingo bajo la lluvia esperándote, volvía a casa hecho mierda y me decías que es que no habíamos quedado en nada. Y aun así yo seguía ahí. Nunca me hiciste ni puto caso. Y yo como un perrito fiel. Detrás de ti. Señorita perfecta.
-Que sabes de pintura, que sabes de tal, de cual. No es saber lo que importa. Es sentir. Estar loco. Arriesgarse. Inventar. Saber, vaya merito.
-Sí ahora sacas eso, el romanticismo y las rosas marchitas.
-Que es lo que quieres?
-Reírme un rato.
-No he fingido porque no me ha hecho falta.
-Ni siquiera me entiendes, ni siquiera me conoces, ¿Qué vienes a reclamar ahora?
-Pero que más da si un ramo de rosas son hace mas humanos. Si jamás has visto una película de Lynch. Si no sabes la diferencia entre velvet y velmet. Si asientes demasiado y das mucho la razón. Que mas da todo eso si un osito de peluche nos hace más humanos.
-Pero que te tengas que enfadar para tener un tema de conversación, algo más allá del tiempo y las luces del semáforo. Dice mucho de ti. Mucho para las personas que buscan algo mas que saber la posición de las nubes en el cielo.
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